5 consejos infalibles para evitar el apagón de tu bolsillo

La factura de la luz será más cara. ¿Cuándo? De nuevo. Y si lo dudas, dentro de un rato, una vez más. La rutina de aumentar el costo de los servicios esenciales es parte de la rutina de los ciudadanos argentinos, que aún deben lidiar con el riesgo de la crisis del agua.

Como si el riesgo de quedarse sin agua no fuera suficiente, aún podría terminar en la oscuridad. Por no hablar de la posibilidad de un impago no deseado para añadir otro problema: el corte en ambos servicios.

Como un problema es una tontería, hemos preparado a continuación algunos consejos que, por curiosos o extraños que parezcan, tienen como objetivo evitar un apagón en el bolsillo y, quién sabe, puede mojar un dólar extra en el presupuesto.

1 – BAÑO PARA GATOS

La persona ya está en una situación difícil y todavía piensa que el baño es un estudio de radio. Además de afectar a los propios tímpanos -y a los vecinos- se olvidan de ocupar el cuello con la esponja para desengrasar alrededor.

Cuando te duches, déjate inspirar por la pasión que tienen los gatos por la ducha. El gato huye de la ducha como el diablo de la cruz. Enjuague rápidamente, cierre el agua, frótese todo, vuelva a abrir el flujo y, shazam, volverá a oler bien.

“¿Qué pasa con mi pelo largo?” Está bien, ganaste. Si no tienes champú seco en casa, el agua es el camino a seguir. En este caso, sigue pensando en el gato, el de cuatro patas. Su cartera se lo agradecerá.

2 – DIETA EN ‘ADMINISTRACIÓN’

Los tiempos modernos han llenado la casa de soluciones que facilitan la ajetreada vida doméstica. Es el queso en la heladera, el pan hecho en la tostadora, la leche calentada en el microondas y la televisión en la tragedia de los estornudos a primera hora de la mañana.

Es demasiada energía para sostener su ‘administración’ en tiempos de ‘escasez de agua’. El camino es cambiar los hábitos. Es lo de menos pensar en reducir la cuenta que ya será más grande a fin de mes – da para ver.

El queso debe permanecer enfriado, pero dentro de una bolsa de poliestireno o térmica. El pan puede ir a la plancha y la leche a la estufa (a pesar del costo del gas). Y la televisión, simplemente sentada en su rincón, ya hace el favor de gastar menos energía.

3 – EL SOL SIGUE LIBRE

Hasta que el gobierno encuentre la forma de cobrar por el sol que calienta, aprovecha esta gratuidad del cielo a favor de tu economía, empezando por lo que te toca el bolsillo en este momento: ¡por la luz!

Haz que sea fácil para el rey astro acceder a tu hogar. Deja que entre por cada resquicio para que ilumine lo máximo posible para que la bombilla se dispare lo menos posible. Por cierto, reemplázalos por LED, que son más eficientes que los incandescentes y fluorescentes.

Si su bolsillo es aún más dulce, considere instalar paneles solares en su hogar. El valor es salado, más aún en tiempos de economía, pero se puede financiar y paga a mediano y largo plazo. Incluso puedes ‘vender’ energía. Compruébalo aquí.

4 – OPERACIÓN REALIZADA

Solo le tocó al gobierno advertir que la factura saldría aún más cara que había gente buscando enchufes en casa para desconectar todo lo que pudiera de la pared. Incluso un reloj de batería, que de todos modos solo consumía espacio, funcionaba con ese.

Lejos de ser una neurosis, apagar la electrónica es un signo de inteligencia. La regla se aplica a la televisión, microondas, decodificador de televisión por cable, módem de Internet, cargador de teléfono celular. La cola es grande.

Solo se salva el frigorífico. Y es que de nada sirve apagarlo por la noche por dos motivos evidentes: cuando se descongele, perderás todo lo que hay dentro y, aunque esté vacío, cuando lo vuelvas a encender, el aparato demandará toda la energía que pueda para volver a enfriarse. . En otras palabras, hace frío.

5 – ¡HIERRO EN ÉL!

Uno de los principales villanos del uso de la electricidad, la plancha es otro de los que se pueden tomar unas vacaciones por el momento. Para hacer lo que hace, al costo que da, es mejor detenerlo. (Sin crujido, se enfriará)

Mientras tanto, puedes arreglártelas con algunas técnicas caseras que la abuela ya usaba y tú aún no conocías. Las telas arrugadas se pueden alisar presionando ligeramente entre dos toallas húmedas.

Para ayudar, deje una solución de vinagre con suavizante de telas diluido al lado. Simplemente rocíe sobre la pieza para que quede más lisa y suave. Prefiere el vinagre de alcohol para evitar el riesgo de manchar la ropa. Además, haces un ejercicio para mantener tu ropa a la última. ¡Hay energía!