Cine vs Netflix: ¿cuál vale más para ti?

Antes de la exhibición de este texto, es importante explicar el ‘cartel’ propuesto en el título a quienes hayan sentido curiosidad o furor por la supuesta comparación infame -principalmente, para los lectores cinéfilos-.
Nuestro guión aquí es incluso un cliché, pero seguramente querrás saber por qué nos molestamos en contar esta historia ‘basada en hechos reales’ (otro cliché, lo sabemos) sobre el duelo entre la pantalla grande y sus primos más pequeños.
Así que siéntese donde quiera que esté, haga palomitas, abra su jugo, gaseosa o deje un vaso de agua a su lado para ver, o mejor dicho, leer nuestra humilde producción sobre el tema.
SINOPSIS
Como todos sabemos –al menos los que no desaparecieron en el espacio, como en Star Wars, de Steven Spielberg–, los cines entretuvieron al público durante décadas, con una gran ventaja sobre los circos y los teatros.
Pero, como en una película de ciencia ficción, hace poco más de una década, la exhibición de películas a través de internet cobró fuerte proyección, sobre todo con el debut de la tecnología 4G, del streaming al alcance de la palma de la mano.
La competencia entre ambas posibilidades de entretenimiento se ha convertido en un auténtico horror para el cine: el alcance a la cantidad de películas a un precio mucho menor, y en la comodidad del hogar.
VALORES FINANCIEROS
De hecho, desde el punto de vista económico, a la temperatura de los personajes de Frozen, la diferencia entre un servicio y otro es gélida. Supongamos que ha decidido ver una película en el cine este domingo.
Al llegar a la taquilla de Cines Multiplex, por ejemplo, pagaría $750 por tener acceso a una sala 2D o $800 por una sala 3D. Si elige posponerlo hasta mañana, pagaría $ 500 y $ 500, respectivamente.
Sin embargo, si desea suscribirse a Netflix, deberá pagar los montos mensuales ya ajustados en agosto, a saber: $ 439 (básico), $ 799 (estándar) y $ 1,199 (premium). Mientras que en el cine ‘recibes’ solo una película, en este streaming tendrás acceso a cientos, o más.
OTRA ESCENA DE COMBATE…
Esta sola comparación sería, en teoría, suficiente para que prefieras garantizar el entretenimiento de tu hogar en lugar de tener que salir de casa para ver un estreno que pronto podrás disfrutar desde tu sofá.
Las justificaciones son razonables, incluso desde el punto de vista de tu presupuesto: precio de la entrada, lo que puedas comprar en el cine (o de camino), para comer y beber y el transporte (propio o no), al menos.
Ese mismo dinero podría ahorrarse e invertirse en entretenimiento colectivo con familiares y amigos, para lo que suele llamarse una ‘sesión de cine en casa’, incluso con la posibilidad de gastar menos, debido al prorrateo de costos.
VALORES INTANGIBLES
No es casualidad que Netflix registrara un aumento en sus ingresos durante el período más intenso de la pandemia, especialmente entre principios de 2020 y mediados de 2021. Enclaustrada, la gente recurrió al streaming para pasar el tiempo.
Las películas vivieron los días de Psycho. ¿Cómo y cuándo reabrirían? ¿Volvería el público a las salas como antes? Pues bien, el resultado sorprendió: la post-reapertura fue sucedida por la gran demanda del público.
Bueno, pero ¿por qué? La respuesta pasa por varias explicaciones sobre el comportamiento humano, pero al menos una podemos destacar aquí, ya que estamos tratando con finanzas personales: la percepción del valor de las cosas.
Si bien no puede competir en precio con el streaming, el cine ofrece una combinación de experiencias que supera el costo, pero que generalmente se convierte en una inversión en ocio y entretenimiento.
En este paquete se incluyen todas las sensaciones propias de una sala de proyección -la perspectiva frente a la pantalla, el sonido, el olor- y la grabación, artificial o en la memoria, de momentos vividos en compañía de los seres queridos. No hay dinero para pagar eso en la película que llamamos vida.