buscando cartão
site seguro

¿Cómo afecta la adicción a Internet a mis finanzas?

Actualizado janeiro 26, 2023 | Autor: Rodrigo Viudes
¿Cómo afecta la adicción a Internet a mis finanzas?

La persona no sale del celular. Ya sea en el trabajo, en casa, en el bar con los amigos, en la cama y, si es posible, incluso bajo el agua para que no pierdas el tiempo respondiendo o enviando un nuevo mensaje en tu smartphone.

Es decir: mientras el mundo gira a tu alrededor, la atención se centra únicamente en el ‘mundo paralelo’ accesible por celular, computadoras, además de cualquier otro dispositivo que tenga acceso y conexión a internet.

Este tipo de comportamiento es lo que más ves, estés donde estés. El problema es que la persona parece abducida de tal manera en sitios web y aplicaciones digitales que hasta un extraterrestre quedaría fuera.

Ya seas tú mismo o casi todos los que conoces, ese extraño terrícola, aprende en este texto por qué el exceso de trabajo digital puede interferir en el mundo real de tu control financiero y en tu vida personal.

SÍ, ES UNA ADICCIÓN

Antes de salir de aquí para investigar el tema en los sitios de psiquiatría, ahorrémosle su servicio. Sí, pasar muchas horas del día frente al celular, todos los días y durante mucho tiempo, casi exclusivamente, ya tiene nombre.

Se trata del trastorno de adicción a internet (nombre predecible, ¿no?), cuyos enfermos acuden cada vez más a consultas de psicología y psiquiatría, además de diversas sesiones de terapia.

La característica principal de este tipo de adicción, dependencia o trastorno es que la persona empieza a abandonar su vida social para no desconectarse literalmente de sus contactos. Pero hay señales que deben observarse cuando hay:

  • Persistencia en el tiempo dedicado a citas o pasatiempo online
  • Resistencia a cambiar la rutina por una vida, digamos, más real
  • Uso de todo tipo de excusas para justificar la rutina digital
  • Irritación cuando no se detecta señal de Internet o Wi-Fi
  • Uso de Internet como escape de los problemas cotidianos
  • Comportamiento más introspectivo y de aislamiento social
  • Falta de interés en la vida social (salir, viajar, tener citas, etc.)
  • Dificultad para dormir, ya sea de día o de noche

Hay varios otros signos que sugieren que la persona puede estar sufriendo un trastorno cibernético. Vale la pena recordar aquí que el diagnóstico correcto depende de un médico, quien también brindará el tratamiento adecuado, con o sin medicación.

¿QUÉ PASA CON MI BOLSILLO CON ÉL?

Se trata de. Principalmente si el presupuesto personal o familiar depende exclusivamente de la persona que se ve envuelta por el internet de tal manera que parece no vivir más si no está conectado.

De persistir este tipo de conductas, los efectos personales y profesionales más posibles son los siguientes:

  • Disminución del tiempo y la capacidad de trabajo
  • Negligencia en el manejo de su propio dinero o negocio
  • Enfermedad mental y física
  • Separación matrimonial y familiar
  • Despido o quiebra
  • Muerte

Para cada una de las posibilidades anteriores hay costos involucrados. Empezando por la relajación en el trabajo, que puede convertir a las personas dinámicas en seres apáticos que crean, gestionan y venden cada vez menos.

Sin la dedicación de antes, el trabajo o la empresa peligra. A ningún jefe le gusta un trabajador más dedicado a su celular que al trabajo para el que fue contratado. El siguiente paso es el despido y presupuesto cero para el mes siguiente.

Por si el riesgo de quedarse sin trabajo no fuera suficiente, la ciberadicción afecta tanto a la mente como al cuerpo que, en breve, se visitará a algunos médicos. Si no puede obtener atención en la red pública, tendrá que pagar en el sector privado.

Y si el marido o la mujer no soportan la vida real intercambiada por un ‘amante digital’ llamado internet, el divorcio vendrá con una reducción del patrimonio que existía y, según los casos, con el pago de pensiones.

Si la persona aún no busca ayuda a tiempo, puede terminar despedida, en bancarrota y, finalmente, sin vida propia. Corresponderá a los que aún te quieren hacerse cargo de los gastos del funeral para que no acabes enterrado como un pobre. Esta es la realidad.