¿Cómo ahorrar en tu próxima visita a la panadería?
La escena es una de las más angustiosas para los ojos hambrientos del consumidor: mientras espera recibir el pan que ordenó para el desayuno, la ventana de coloridas delicias y dulces invade su visión.
En ese momento, el camino es mirar hacia otro lado y pensar en la vida, el trabajo del día, el riesgo de diabetes que todos esos dulces te pueden causar o, peor aún, que mañana tendrás que volver al mismo lugar.
Preocupados que estemos con situaciones bochornosas como esta, enumeramos a continuación algunas estrategias para que resistas -al menos, mientras puedas- el acoso de las delicias expuestas en una panadería.
1 – DINERO CONTADO
Una de las formas más eficientes de evitar comprar algo es simplemente no tener el dinero para hacerlo. La regla también se aplica al caso informado en este texto y puede facilitarle mucho la negociación con su gusano.
La idea es simple: ve a la panadería con suficiente dinero para recoger exactamente lo que has decidido. Si paga con tarjeta de crédito o débito, respete estrictamente el monto definido. Y, por supuesto, ¡nada de préstamos!
2 – CAFÉ ANTES
Otra muy buena táctica para no caer en la trampa de los sabores de una panadería es engañar al estómago incluso antes de que se exponga al ataque que viene de arriba, de los ojos y, por supuesto, ¡del traidor del cerebro!
El truco está en ocupar espacios: antes de llegar, tómate un té o un café. Las galletas, la fruta e incluso el agua también son muy bienvenidas. ¡Cuanto más, mejor para proporcionar la sensación protectora de saciedad!
3 – CAFÉ ANTES – PARTE II
Prefiere desayunar en casa donde puedes controlar los costos de todo. Después de todo, todo lo que está (o debería estar) sobre tu mesa fue traído por las cantidades que decidiste pagar.
No es así cuando recurres al buffet que ofrece la panadería. Lo que sería dulce puede ser salado en tu bolsillo. A menos que esté dentro de tu presupuesto y sea por motivos de trabajo, tómate tu café en casa.
4 – ¿COMPRAS? ¡SUPERMERCADO!
Por si todas las delicias no fueran suficientes, las panaderías siempre están atentas a tus primeras necesidades de consumo del día a día. ¡Por eso tienen a su disposición una variedad tan amplia de productos!
De hecho, ayudan a la hora de suplir la falta de chocolate o café en polvo, pero no son recomendables para tus compras mensuales. Para ello existen los supermercados, donde los precios son más bajos.
5 – ¡PELIGRO EN EL AIRE!
Las panaderías pueden ser un peligro para tu bolsillo en prácticamente todos los sentidos: la vista de los manjares, la salivación provocada, escuchar la irresistible promoción del día, la mano en el bolsillo y, quizás lo peor de todo, el olor a pan recién hecho. en el aire!
La sensación es tan deliciosa como para adormecer al consumidor más estricto con su presupuesto. Así que evita visitar la panadería a esa hora y, si no puedes aplazar la compra, ¡resiste! ¡Si tu puedes!
6 – ¡SIN HIJOS!
De nada sirve que puedas poner en práctica todos los consejos antes mencionados -que ya sería un gran reto cumplido- si cometes el descuido de entrar a la panadería con un niño a tu lado. ¡No hay economía que se resista a esto!
Imagina poner un zorro en el gallinero o un hormiguero en la azucarera. Por supuesto, pueden visitar la panadería de vez en cuando, siempre que estén orientados al presupuesto. Pero, es bajo su propio riesgo!