¿Cómo controlo los gastos de mi tarjeta de crédito?
En vísperas de la publicación de la inflación oficial de febrero, las expectativas apuntan a lo peor a principios de 2023 para la suma de los doce meses anteriores: la lamentable llegada de los tres dígitos a la economía argentina.
Nada tan sorprendente si se considera el paquete completo de razones que culminaron en nuestra realidad financiera nacional, vistas a diario en nuestras noticias (falta de control de precios, aumento de impuestos, etc.)
Todo esto y un poco más tiene un impacto directo en nuestros hábitos de consumo, especialmente el de que las buenas prácticas son tan necesarias para que el escenario financiero personal que está mal no pueda empeorar mucho más.
Sí, nos referimos a la tan disponible como temida tarjeta de crédito. En este texto te orientamos algunos cuidados para que protejas el gasto con tu ‘dinero de plástico’ desde principio a fin de mes.
1 – GASTOS PREVISTOS
Sí, la planificación lo es todo. Todas las demás pautas a continuación no sirven de nada si no se preocupa por lo más mínimo, a saber: saber dónde, cómo y cuánto va a gastar el dinero que tanto le costó ganar.
Para ello, no lo dudes: gestiona muy bien tu presupuesto personal, familiar o empresarial. Si aún no lo tienes, corre a ponerte al día con tus facturas. Es en esta desorganización donde radica el mayor riesgo de usar una tarjeta de crédito.
2 – PIENSA Y COMPRA
Uno de los principales peligros para el titular de una tarjeta de crédito es la sensación que transmite este plástico de poder adquisitivo que, seamos realistas, no es más que lo que usted puede pagar o el banco le permitirá.
Por tanto, lo mejor que se puede hacer ante una situación de peligro, o mejor dicho de compra, es no actuar por impulso como si no tuviera que pagar una factura después. Así que recuerda tu límite antes de volver a gastar.
3 – LISTA DE LA COMPRA
Una buena estrategia para, digamos, controlar el mal uso de su tarjeta de crédito es saber en qué se debe gastar antes de llegar a comprar, ya sea en una tienda física o incluso en línea.
Es decir, tener siempre a mano una lista, sobre todo para la compra en el supermercado, pero también en cualquier otra circunstancia en la que sea posible utilizar una tarjeta de crédito.
4 – CONDICIONES DE COMPRA
Sin embargo, hay situaciones en las que debe elegir entre su dinero de bolsillo y su tarjeta de crédito. Una muy habitual: la posibilidad de pagar una compra a plazos, sin sumar intereses.
Incluso puede ser una buena idea: mantienes guardado tu cambio y utilizas la tarjeta para facilitar la adquisición de ese producto o servicio. Pero, cuidado: el plan de cuotas debe ajustarse a su presupuesto y el precio debe haber sido investigado de antemano.
5 – INGRESOS LIMITADOS
Otra extraña percepción de las buenas prácticas financieras que proporciona el uso de una tarjeta de crédito es que tienes más dinero del que realmente tienes por el simple hecho de poder comprar, incluso con un límite aumentado.
El problema de este tipo de hábito, muy común en los empresarios que a diario se ocupan de varios tipos de compras, es tener que pagar la cuenta, pronto, por toda la diferencia entre lo que tienen y lo que trae la factura, como los intereses. y correcciones monetarias.
6 – MENOS ES MÁS
Todavía es muy común tener más de una tarjeta de crédito. Hay quienes tienen tres, cuatro o más. ¿Cuál es el riesgo de eso? Bueno, enloquece con el primero y usa el segundo para pagar la cuenta del tercero. Imagina adónde va esto.
Por eso, es recomendable que tengas solo uno, o como máximo dos. Ante la duda de cuál piensas tener o con cuál te quedas, consulta todas las opciones disponibles aquí en UDS Finanzas. Seguramente habrá uno que se ajuste a su perfil financiero.