¿Cómo dejar de comprar compulsivamente?

El acto de comprar es uno de los más comunes para cualquier persona. Desde una bolsa de panes para desayunar en la panadería hasta un viaje para las fiestas, hay una plétora de productos y servicios para comprar.
Las compras están asociadas a necesidades básicas y deseos de consumo que, exacerbados en cantidad, terminan ofreciendo una cara muchas veces oculta a quienes parecen no tener límites en su tarjeta de crédito.
Se trata de compradores compulsivos que, al exceder su capacidad real de pago, ponen en riesgo su crédito, nombre, propiedad e incluso a su propia familia y amigos en situaciones más graves.
De ahí la necesidad de que este asunto sea tratado con la seriedad que se merece, sin burlas ni bromas. Más que un eventual moroso, se trata de personas que pueden estar enfermas y necesitan tratamiento.
1 – SÍNTOMAS DEL CONSUMIDOR
Cualquiera puede correr el riesgo de comprar algo más allá de lo que necesita o no ha presupuestado. El problema es cuando el gasto imprevisto se extrapola al agujero de las cuentas.
Es precisamente aquí donde comienzan a aparecer los síntomas más comunes de las personas que sufren de compras compulsivas, el nombre que recibe esta enfermedad es oniomanía, cuyo nombre combina los términos griegos ‘oné’ (compra) y ‘mania’ (furia).
No tarda mucho, la persona empieza a comprar demasiado y se inventa todo tipo de excusas para intentar justificar tantas visitas de repartidores a domicilio. Por ello, recurre a la mentira la omisión de sus extractos bancarios.
2 – SENTIMIENTOS
Mientras tanto, la persona vuelve a comprar impulsada por sentimientos de placer mientras tiene la tarjeta de crédito en la mano, pero con angustia y un profundo sentimiento de vacío tan pronto como termina otra compra.
En otras palabras, es una vida de consumo como si estuvieras en una montaña rusa: de la adrenalina a las ganas de más. El problema de esta rutina es la acumulación de pérdidas no solo financieras sino psicológicas y personales.
Los consumidores compulsivos saben que la factura llegará, y aún mayor que la del mes anterior, cargada de cifras, intereses y remordimientos aún mayores, por no hablar del dolor de tener que pagar, con o sin dinero.
3 – ¿QUÉ HACER?
Si esta parece ser su rutina de compras actual, es posible que sea un comprador compulsivo. No hay vergüenza en admitir eso. Peor es ignorar y llevar tu vida al completo fracaso.
Hay algunas actitudes que pueden, al menos, inhibir tu impulso de comprar. Comience por ceñirse a su presupuesto. Esta conciencia de los límites financieros puede ayudarlo a reflexionar antes de realizar su próxima compra innecesaria.
Evite estar expuesto a todo lo que favorece el acto de comprar, como visitar sitios de compras. Y no descartes ningún problema emocional en tu bolsillo. Además de no solucionar tu dolor, te empobrecerá aún más.
4 – ¿Y SI NO PUEDO?
En caso de que no puedas contenerte en el acto de comprar, a pesar de todo el esfuerzo que puedas hacer, la mejor solución es buscar atención médica especializada. Pide cita con un psicólogo o psiquiatra.
Además, ten el coraje de exponer tu condición actual a quienes dependen de tu cuidado afectivo y económico. El apoyo de familiares y amigos es fundamental durante todo el proceso de tratamiento hasta lograr la cura.
Sí, es posible recuperarse de esta compulsión y retomar una vida de consumo saludable en la que puedas tener un control total sobre tus compras. Pero es necesario dar el primer paso para alcanzar la libertad que tanto deseas y necesitas para vivir.