¿Cómo formar una mayoría en las decisiones financieras?
Vea algunas estrategias para llevar a cualquier grupo al consenso, desde discusiones sobre el presupuesto familiar hasta reuniones de trabajo.

La búsqueda por formar una mayoría para decisiones financieras es un desafío que suele aparecer en diferentes entornos.
Desde la elección de la familia sobre adónde ir en las próximas vacaciones hasta la decisión de qué comprar para la renovación en la reunión del condominio.
En todos lados habrá quien esté de acuerdo, en desacuerdo o sea omiso. Pero todos, de alguna manera, serán responsables del acuerdo financiero.
Pero, ¿y tú? ¿sabes cómo conseguir una mayoría suficiente para tomar decisiones económicas, ya sea en una reunión familiar o de trabajo?
De esto hablaremos en este texto para que tu realidad sea mucho más fácil que la del presidente de la república.
¿QUE HACER?
Vea algunas estrategias básicas para llevar a cualquier grupo al consenso:
- Centrarse en el tema
No es posible llevar a cabo ningún asunto sin que las personas se reúnan para deliberar sobre él. Por lo tanto, reserva asiento y no permitas distracciones con conversaciones paralelas, ni teléfonos móviles.
- Propósito común:
Alinear, entre todas las metas y expectativas financieras, aquellas que son comunes y a las que todos pueden dedicarse con dedicación o interés para alcanzarlas.
- Presentar un plan:
Además de agregar, señalar al menos un camino, cuyo proceso tenga un paso a paso que sea fácil de entender y práctico de realizar, para que todos puedan visualizar el beneficio futuro.
- Motivación alta:
Mantener al grupo interesado en llegar al final de lo decidido o acordado, ya sea a través de revisiones periódicas o proponiendo bonificaciones por cada etapa cumplida.
El consenso tan esperado es el primer logro que se debe buscar.
En un equipo donde uno o más no están interesados en ganar, lo que queda es el fracaso.
¿QUÉ NO HACER?
Sabes que lo contrario de lo bien hecho es lo mal hecho. Lo que está de acuerdo, es el desacuerdo. Lo que es el uso consciente del dinero, es el desperdicio.
En este caso, además de las posturas propositivas a la mayoría e incluso el consenso, es necesario saber qué no hacer.
Por eso, sin más preámbulos, vamos a analizar brevemente cuatro comportamientos innecesarios para alcanzar algún acuerdo.
• Reunión sin agenda
No hay nada peor que gastar tu precioso tiempo de vida —que, sabemos, no vuelve— con discusiones que no llevan a ningún lado.
Es decir, si vas a hablar de dinero con alguien, sé absolutamente objetivo y directo respecto al tema y lo que deseas proponer.
• Objetivos distintos
No te ocupes de discutir sobre un objetivo financiero con quien no esté dispuesto a llegar a algún tipo de consenso.
Comienza por entender qué quiere ese grupo con ese recurso antes de proponer intenciones contrarias a sus intereses.
• Falta de dirección
Si no sabes exactamente lo que vas a proponer, es mejor encontrar primero a alguien que tenga una mejor idea que tú.
No hay nada peor en una discusión financiera que depender de alguien que no sabe qué hacer con su propio dinero, ni con el de los demás.
• Indisposición
No siempre las reuniones financieras son agradables. Lejos de eso. No es raro que la apatía y la indiferencia estén presentes.
Si llegas con cara de quien ya ni quisiera estar allí, ya sabes el consejo: mejor ni hubieras ido.
El ejemplo del entrenador
Para tratar sobre finanzas con alguien y, en este caso, con una familia o grupo más grande, es necesario pensar como un entrenador.
Así es, como un técnico de fútbol, baloncesto, voleibol, gimnasia. De cualquier deporte colectivo. Piensa en el que más te guste.
Bajo esta inspiración, asiste a tu reunión sabiendo que vas a tratar con un equipo, ya sea el de tu casa, trabajo, tu condominio.
Organiza tu presentación con información organizada que guíe a quienes te escuchan a alcanzar un objetivo.
Es como un esquema táctico: qué hacer para que el juego suceda y se pueda lograr el resultado deseado.
La diferencia aquí es que no se trata de un partido de fútbol, donde un gol puede salir de una jugada fortuita.
En este caso, la regla es muy clara y los objetivos financieros se alcanzarán siempre que, al menos la mayoría, lo entienda y esté de acuerdo.
Así es. La vida, a veces, es un juego. Las finanzas también. El desafío está en lograr que las personas estén en el mismo equipo. O la mayoría de ellas.