¿Cómo mejorar los resultados de la agricultura familiar?
Al menos dos millones de argentinos viven en más de 250.000 unidades productivas vinculadas a la Agricultura Familiar en Argentina, según el Censo Nacional Agropecuario del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
En otras palabras: cerca del 5% de la población, hoy estimada en más de 46 millones de argentinos, garantiza ensaladas, sopas, jugos, desayunos y hasta el asado de fin de semana para el otro 95%.
De familia en familia, la gente se alimenta, la economía gira, el país recauda sus impuestos y oportunidades para que las pequeñas empresas crezcan aún más, e incluso generen más riqueza en sus pequeños pedazos de tierra.
Bueno, eso es exactamente de lo que vamos a hablar en este texto. Por nuestra parte, plantaremos nuestras puntas, abonadas por explicaciones fértiles. Dependerá de usted regarlas a sus prácticas actuales y esperar a que germinen los nuevos resultados.
1 – Y EL MERCADO, ¿CÓMO VA?
Cada agricultor familiar tiene su propia producción que, sumada a las demás, comprende el volumen y variedad de hortalizas, frutas y otras hortalizas. Y así será probablemente en la próxima temporada.
Sin embargo, es importante que el agricultor tenga algún espacio de tierra reservado para diferentes oportunidades de demanda, con el fin de abastecer algún segmento del mercado. La elección nace de la observación del consumo, ya sea en el campo o en la ciudad.
2 – GESTIÓN FINANCIERA
Al entregarse desde muy temprana edad, bajo el sol y la lluvia, al duro trabajo del campo, muchos campesinos debieron optar por sobrevivir a través del trabajo por encima del derecho al estudio. De ahí la dificultad de muchos a la hora de hacer cálculos.
El agricultor que todavía enfrenta este déficit educativo debe buscar aprender ciencias matemáticas para que al menos pueda tener una mejor comprensión de su propio flujo de efectivo, dedicándose a la gestión financiera.
3 – COOPERACIÓN
Si todo el esfuerzo físico y económico no fue suficiente para producir los alimentos que llegan a la ciudad, el agricultor necesita vender a precios que considere justos para pagar todos los costos y que le quede algo de dinero.
La experiencia en este tipo de negocios orienta la negociación a realizar por un grupo de productores. La formalización, ya sea por una cooperativa o asociación, también contribuye a las ventas a las empresas y al gobierno.
4 – INNOVACIÓN
El hecho de ser un pequeño productor familiar no le impide recurrir a nuevas tecnologías que contribuyan a mejorar el manejo y la producción de su pequeña finca. Simplemente encuentre las soluciones que se adapten a su negocio.
Entre las innovaciones ya desarrolladas están las que controlan el uso del riego, mapean la estacionalidad de los diferentes cultivos, dan seguimiento a toda la contabilidad desde la plantación hasta la venta y estipulan la logística más adecuada.
5 – EXPORTACIÓN
¿Si, por qué no? Además de atender bien el mercado argentino, su producción también puede ser consumida en otros países, sean vecinos o más lejanos, siempre que se adopten los procesos adecuados o necesarios.
Comenzando con la prospección de mercados extranjeros. Una vez percibida la demanda, se ajusta la producción, la logística y la burocracia para que su producto llegue intacto a su audiencia en el exterior ya un precio justo.
6 – COMERCIALIZACIÓN
¿Y si tus consumidores supieran cómo gestionas toda la producción de alimentos que llega a su mesa a través de un diario de campo en tus redes sociales o un canal sobre tu plantación de tomate en Youtube?
Estas son estrategias de marketing que tienen como objetivo promover su negocio, su marca y, quién sabe, incluso a usted mismo como una nueva ‘autoridad’ digital. Cuando menos te lo imaginas, podrías estar obteniendo nuevos ingresos promocionando lo que ya haces.
¿Y AHORA?
Depende de ti plantar las ideas. Cultiva las que mejor se adapten al campo de crecimiento de tu negocio. El más pequeño de los agricultores es el más grande que puede ser mientras no deje de regar sus sueños.