¿Cómo superar un despido inesperado?
Y la primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, anunció este jueves 20 de octubre su renuncia. Ella permanece en el cargo, sin embargo, hasta que el Partido Conservador indique quién la reemplazará.
Truss había sido el último elegido para ocupar el sillón de Boris Johnson en ese momento, muy dispuesto a poner en práctica su planificación económica, que, entre otras cosas, apuntaba a la reducción de impuestos.
Pero, ante la falta de justificaciones viables sobre cómo llevar a cabo todo lo que prometió, la futura ex primera ministra vio colapsar el apoyo de su propio partido, además de no entregar nada al mercado ya los británicos.
Su situación es similar a la de aquella persona que, contratada para un puesto importante –o ascendida a él–, acaba sorprendida por su propia incompetencia para hacer frente a la nueva realidad laboral o laboral y pide marcharse. O peor aún, ser despedido.
¿Entonces lo que hay que hacer? Revisa a continuación algunas reflexiones importantes sobre esta incómoda situación y qué se puede hacer para superarla lo antes posible, a tiempo de no comprometer aún más tu presupuesto personal y familiar.
ANTES, UN TESTIMONIO…
El que te escribe ya ha pasado exactamente por esta situación. Fue en 2013. Trabajaba para un periódico en el interior cuando, ante un cambio inesperado en el rumbo de la empresa, le aconsejaron que se dirigiera a la capital.
La indicación del director comercial no podía ser más clara: o aceptaba la propuesta o acudía al departamento de personal. Entre la oportunidad y el inevitable despido, obviamente elegí la primera.
Pasé exactamente 53 días en el nuevo trabajo, cuando me convertí en editor en jefe. Cuando creí que por fin podía ampliar mi papel en el proyecto que me convencieron de emprender, no tuve otra alternativa que irme.
¿Las razones? Bueno, similar a lo que informó Truss en su carta de renuncia: la imposibilidad de seguir adelante con los planes trazados cuando fue elegida para el cargo. La oportunidad duró mucho menos de lo que esperaba.
¿Y QUE HACER?
Momentos como este exigen mucho de la capacidad psicológica, financiera y social de cada persona. Cada persona reacciona de manera diferente. Por lo tanto, desde mi experiencia personal y la orientación de expertos, se sugiere lo siguiente:
1 – RESILIENCIA
Antes de abordar cualquier aspecto relacionado con el campo de las finanzas, es de primera importancia que la psicológica esté en orden. Por lo tanto, a veces se necesita el apoyo de un terapeuta para hacer frente a la situación.
Después de todo, de nada sirve pensar en dinero si no tienes la cabeza bien. De ahí la necesidad de entender la situación y afrontarla de frente y con orgullo. Eso es resiliencia. Eso fue lo que hice.
2 – ANÁLISIS FINANCIERO
Están los que dejan el trabajo, empleo o prestación de servicios y reciben la liquidación prevista en la legislación laboral o en el contrato. Sea cual sea la situación, comprueba cuánto dinero te ha sobrado de esta experiencia.
Esto es importante para medir, sumado a los ahorros que se tienen, cuánto tiempo se podrá afrontar sin otro ingreso que sustituya al que se perdió. En mi caso, la empresa me indemnizó con tres meses.
3 – RELACIÓN
Tan importante como su capacidad para entregar el trabajo es su relación profesional. El que construimos cuando participamos en una reunión de negocios e intercambiamos tarjetas y contactos con colegas.
Esta práctica fue fundamental para mí para reposicionarme rápidamente en el mercado. Tan pronto como recibí el aviso de mi despido, revisé mi lista y encontré al editor de una revista que me contrató en el acto. Valora tus contactos. En cualquier momento que los necesite.
Deja que Liz Truss lo diga…