Crisis marital en las finanzas. ¿Que hacer?
En los últimos meses hemos seguido a una ‘pareja’ sumida en una crisis financiera y que, al menos en apariencia, han ido hablando cada vez menos, pese a la implicación de una tercera persona en la intimidad de este asunto.
Cualquier comparación de la relación entre el presidente Alberto Fernández, su vicepresidenta Cristina Kirchner y el “superministro” de Economía, Sergio Massa, y las cuentas públicas nacionales es mera y especulativa coincidencia.
Dejando a un lado la política, la pregunta que se hace, y que puede haberlo traído a este texto, es: ¿y cómo están las finanzas en su vida conyugal? Si estás bien, enhorabuena. Si no, esta lectura puede ayudarte a resolver esta situación.
1 – PARA DE HABLAR
Lo primero que debe hacer es sacar tiempo de calidad para sentarse con su cónyuge y revisar la situación a la que han llegado con respecto a las finanzas. En otras palabras: olvídate de todo lo demás para lidiar con eso.
Se sugiere que esta conversación pueda tener lugar el fin de semana, cuando ambos están fuera del trabajo o en cualquier otra fecha en la que puedan tener la libertad de controlar el tiempo que necesitan.
Se recomienda hacer una lista de todo lo que debe abordarse en este punto. Haz una lista de todos ellos y compáralos con tu esposa o esposo. Esto hace que sea más fácil ir directo al grano y, por lo tanto, evitar divagar.
2 – MÁS AMOR, POR FAVOR
En muchos casos, esta reunión, casi formal, era necesaria ante todas las circunstancias que desencadenaron la complicada realidad financiera actual. No es raro que los ánimos estén al límite.
Sin embargo, es importante que esta conversación esté precedida de un acuerdo social por parte de la pareja: centrarse sólo en los problemas que ya están expuestos y evitar cualquier tipo de ofensa mutua. Eso por sí solo hará que el propósito principal sea mucho más fácil.
De lo contrario, el momento que debería usarse para realinear las direcciones financieras puede desencadenar desacuerdos, discusiones y peleas. La otra persona no es tu enemigo. Es marido o mujer. Recuerda esto.
3 – TERMÓMETRO
Precisamente por las asperezas que puedan surgir en el análisis de las cuestiones financieras puestas sobre la mesa, puede ser necesario recurrir a algunas pausas. Lo mejor que puedes hacer es beber un poco de agua, respirar y seguir adelante.
Volviendo al tema, retomar el razonamiento a través de la objetividad. Analizar formas más prácticas en las que ambos puedan contribuir a la búsqueda de soluciones, independientemente de quién haya sido la ‘causa’ del problema.
Si las reacciones inoportunas se repiten una y otra vez, a pesar de los intentos de discutir el asunto de buena manera, lo mejor que se puede hacer es posponer la conversación hasta el día siguiente posible, cuando el estado de ánimo esté menos acalorado.
4 – PONLO EN PAPEL
Que hay que tomar soluciones para solucionar los problemas económicos que tiene por delante la pareja, eso ya se sabe. Pero una cosa es decir lo que vas a hacer y otra es comprometerte con ello. Y por escrito.
Sí, estamos ante una relación de pareja donde, entre otras garantías declaradas el día de la boda, religiosas o no, está la confianza. Y, sí, a pesar de eso, lo que ha valido, en la práctica (y en la justicia) es todo lo que se dice y se firma.
Por eso, al final del análisis de todo lo que se hace y de lo que se decide, es recomendable que los novios escriban de su puño y letra un documento en el que ambos se comprometan a llevar a cabo las soluciones allí encontradas.
5 – PLAN DE ACCIÓN
Esta formalización del compromiso no es más que el primer paso hacia un plan de acción, cuyos objetivos y plazos pueden haber sido definidos durante la conversación, para que pueda haber revisiones posteriores.
Entre tantas cuentas, que la suma del entendimiento reste las divisiones que existen en la pareja y multiplique las ganancias económicas y afectivas de un hogar que puede ser restaurado por el amor genuino que el dinero del mundo puede comprar o separar.