De repente 40. Y tu dinero, ¿cómo te va?
La frase se escucha más a menudo que un anuncio de promoción en un mercado al aire libre: “la vida empieza a los cuarenta”. El tipo que lo acuñó en un libro de autoayuda hasta que vivió casi el doble: ¡Walter Pitkin murió a los 74 años!
Autor de más de 30 libros en una época en la que incluso podía enriquecerse con ello, el escritor logró sintetizar en una frase supuestamente intransigente la expectativa media de la vida humana (al menos, hoy en día).
Precisamente por eso, cuando las personas llegan a los 40, y especialmente cuando llegan a los 40, se someten a una revisión en la que incluyen sus retrospectivas y expectativas. Entre ellos, los financieros.
Ya sea que aún no hayas llegado allí, hayas cumplido cuatro décadas o ya hayas agregado más velas a tu último pastel de cumpleaños, este texto es para que pienses cuánto dinero ya tienes, por ejemplo (al fin y al cabo, es el tema aquí) .
1 – DE LA INFANCIA A LA FASE ADULTA
Una persona nace, crece y cuando lo ve, ha pasado demasiado tiempo ocupándose de muchas cosas y mucho menos con el futuro económico. Sí, depende de la educación que cada uno tenga desde pequeños sobre el manejo del dinero.
El caso es que la historia es recurrente y en estos tiempos de información tan accesible en internet, es de suponer que en algún momento de la adolescencia, al menos, uno ha aprendido en casa o incluso en la escuela que el dinero no nace en un racimo.
Así que, si aún te pueden llamar joven (quien tiene 30 años, más que eso es un adulto, no tiene sentido quejarse), intenta empezar a reservar parte de tu presupuesto para no perderlo más adelante. Pronto lo entenderás mejor.
2 – EL DILEMA DE LA MEDIA EDAD
El problema es llegar a los 40 sin preocupaciones de planificación económica. Incluso si eres un hippie, necesitarás saber cuánto te queda en el bolsillo al menos para lo más básico de supervivencia.
Pero entonces sucede algo que los psicólogos llaman la ‘crisis de la mediana edad’. Es el que el sujeto cree que es joven todavía y no se da cuenta de que la tercera edad está ahí mismo, y por eso vive y pasa como si no hubiera un mañana.
Los adultos normales y económicamente conscientes pronto se dan cuenta de que lo mejor que pueden hacer es empezar a ahorrar y ajustar un ingreso progresivo, apoyado en diferentes formas de inversión en el mercado.
3 – ¿Y DESPUÉS DE LOS 40?
Esta preocupación por controlar, usar y ahorrar dinero no es casual. Después de los 40 años, no pasará mucho tiempo, y tu cuerpo empezará a cobrar la factura de tanto sufrimiento por un estilo de vida contrario a su propia salud.
Y del dinero que tendrás ahorrado -si es que lo vas a ahorrar- parte lo tendrás que ocupar en la lista de gastos de salud, ya sea para pagar planes privados, exámenes de rutina y otros trámites que aparecen por un dolor aquí o allá.
Sí, a menos que mueras primero (perdón por la franqueza, pero en ese sentido, no podemos garantizar lo contrario), es posible que vivas lo suficiente como para tener que pagar mucho por ello. En otras palabras: ¡ahorra ahora patrocinando buenos hábitos!
4 – ¿Y AHORA?
Bueno, sea cual sea tu ‘ahora’, lo mejor que puedes hacer con tu dinero es hacer que nazca, crezca y se reproduzca más que una camada de conejos en tu cuenta bancaria lo antes posible.
De preferencia, que esa convivencia financiera sea mucho más rápida que la tuya para que tus muchas décadas de vida valgan cada centavo trabajado para que no te falte ni hoy ni después. Sed felices y, si podéis, ricos, incluida la salud.