¿El dinero se planta y se come en casa? ¡Sí!
La frase ya está lista cada vez que el niño pide algo cuyo costo no está disponible o está muy por encima de lo que la familia puede pagar, al menos por ahora: ‘¡El dinero no crece en los árboles, muchacho!’
Pero, dependiendo de la petición, sí, se puede ‘plantar dinero’. Por lo menos el que no gastamos al ir a la feria en áreas públicas o al supermercado a recoger verduras, hortalizas y algunos condimentos.
O mejor dicho: cuando además de producir algo para nuestro consumo, también cultivamos un excedente para que pueda ser vendido en la puerta de casa, en el comercio de barrio o a través de la venta por internet.
A pesar de la grandeza de estos espacios, es posible que las huertas se reproduzcan a escalas mucho más pequeñas, ya sea en casa o en departamentos, dependiendo del espacio disponible para la producción del área verde propiamente dicha.
MI HUERTO
Las antiguas propiedades en las zonas urbanas del Interior y la Costa suelen tener patios traseros más grandes, ideales para sembrar hermosos y coloridos jardines, cultivar hortalizas y tener una variedad de árboles frutales.
Quienes prefieran la naturaleza a la tentación de cubrirlo todo con cemento, pueden aprovechar la propia tierra para disfrutar de la suculencia de sus sabores. Para aquellos que quieran plantar su propio huerto, hay algunas reglas básicas a seguir:
1 – Preparar el terreno. Remover la tierra para quitar piedras y otras raíces y nivelarla para que el árbol frutal no corra el riesgo de volcarse a medida que crece.
2 – Elige la ubicación adecuada. Evite plantar plantas medianas o grandes (mangueras, por ejemplo) cerca de la pared o tuberías. Las raíces pueden dañarlos.
3 – Rodea el área. Se recomienda proteger cada planta o toda la zona del huerto de la acción de los animales. Tu perro puede cavar donde no debe.
4 – #FueraHormigas. Protege tu piecito de fruta de estos traviesos. Elimínelos, si corresponde. Pueden ‘probar’ toda la planta.
5 – Sol a medida. Presta atención al ángulo de los rayos del rey. La incidencia influye en la temperatura y la humedad de la tierra.
6 – Hidrata tu piecito. Riegue diariamente. La ausencia de agua influye en el crecimiento y puede alterar la floración de los frutos.
VERSIÓN APARTAMENTO
Aquellos que no tienen espacio en su patio trasero –y, dependiendo de la casa, ni siquiera su propio patio trasero– también pueden cultivar su propio pequeño huerto. La propuesta también es válida para quienes viven en un departamento, con o sin balcón.
Se recomienda que el cultivo, en estos casos, se haga en floreros. Hay plántulas adecuadas para este tipo de siembra, disponibles en tiendas especializadas. Los más comunes son los cítricos (naranja, mandarina, limón), manzana, durazno, pitanga, guayaba, entre otros.
Es necesario prestar atención a algunos detalles importantes:
1 – Elige el jarrón adecuado. Es mejor que sea de cemento u otro material resistente, sin filtraciones y que permita que las raíces se sientan cómodas.
2 – Peso adecuado. Si vives en un apartamento, consulta con tu casero si el peso del jarrón es soportable en el balcón, por ejemplo.
3 – Sol sí, sombra no. Mantenga su pequeño pie donde los rayos sean accesibles. De lo contrario, la fruta puede tardar mucho tiempo o no brotar en absoluto.
4 – Regar correctamente. Evita mojar la planta para que no sufra ‘quemaduras’ provocadas por el sol. Es la tierra la que necesita ser humedecida.
5 – Instala un soporte móvil. Facilita el traslado del jarrón de un lugar a otro, ya sea para su limpieza o para ese cambio de ambiente.
6 – Eliminar plagas. Las plantas en maceta también pueden sufrir ataques de pulgón y diversas enfermedades. Esté atento y cuide su pequeño pie.
HOGAR & JARDÍN
El cultivo de huertas, ya sea en casa (con patio trasero o no) o en un departamento, sigue las mismas reglas descritas anteriormente, además de algunas especificidades, según el espacio utilizado. Cada caso requiere cuidados y consejos.
Si el jardín está en el patio trasero, puedes seguir el modelo tradicional, con arriates preparados directamente en el suelo o adaptarlos a un proyecto de paisajismo, en el que puedes adaptarlos a arriates de mampostería, ya sean horizontales, inclinados o verticales.
Si la plantación ocupa espacios internos, se sugiere el uso de pequeñas macetas o floreros, con la misma posibilidad de ornamentación, colocados cerca del suelo, sobre una plataforma o incluso en la pared.
Es importante prestar atención a algunos detalles:
1 – Integración x problema: si tu jardín está en el apartamento, ten cuidado de no cultivarlo junto a algún mueble que pueda mojarse o ensuciarse. Los huertos requieren mantenimiento.
2 – Cultivo adecuado: elige la planta correcta para tu tipo de jardín. Las verduras requieren más profundidad de suelo o florero.
3 – Cada una en su propio cuadrado (o redondo): Prefiere cultivar cada planta en su propio espacio. La menta y las fresas suelen ser muy espaciosas e invasivas.
4 – SOS hidratación: Nunca mojar la planta si la tierra está caliente. Prefiere los períodos de la mañana y el crepúsculo para regar tu jardín.
CONVENIENCIA Y BENEFICIOS
Todos los procesos descritos anteriormente se pueden realizar sin tener que salir de casa, si lo prefieres. Los productos y servicios se pueden solicitar a través de sitios web, aplicaciones o incluso por teléfono a empresas y profesionales especializados.
Los que tienen una huerta o huerto en casa también eliminan unas cuantas visitas más a la frutería o al supermercado. Los beneficios, sin embargo, van más allá de la salud presupuestaria, sino del propio productor canterano y de su familia.
La ingesta diaria de frutas y verduras contribuye a la prevención de diversas enfermedades provocadas, principalmente, por el consumo de alimentos procesados. Entre muchas, la diabetes y las relacionadas con el corazón.
Cuando se producen en casa, los alimentos son equivalentes a los orgánicos: aquellos que se cultivan sin el uso de pesticidas. En otras palabras: se pueden degustar, desde la cáscara, sin temor a la contaminación causada por las manos humanas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ingesta diaria de alimentos naturales al menos cinco de los siete días de la semana, asociada a la práctica regular de ejercicio físico diario, todos los días.