¿Es más barato comer en casa o fuera?

La ajetreada cotidianidad no siempre conserva algunos hábitos que, hasta hace poco, seguían formando parte de la rutina de muchas familias:
La reunión de todos en torno a una única mesa para las comidas del día.
Mas, sabe como é:
Los padres van a trabajar por la mañana, dejan a sus hijos en la escuela, pasan todo el día en el trabajo y, al anochecer
O en algún otro momento del día, regresan a casa para, tal vez, cenar con la familia.
De vez en cuando surge la necesidad de terminar el día en un restaurante o pizzería y, muchas veces, el presupuesto del mes termina inhibiendo el programa del día.
Después de todo, ¿realmente vale la pena comer fuera o concentrarse en una buena comida en la mesa?
De eso te hablaremos en este texto:
Cómo y qué hacer, desde el punto de vista del presupuesto, para que puedas ajustar tu paladar gastronómico al apetito de tu bolsillo, para que nadie se quede fuera.
1 – NECESIDAD
El primer aspecto a considerar en este dilema indigerible es cuánto se digiere del presupuesto en relación con los costos de los alimentos básicos y cotidianos:
Aarroz, leche, huevos, verduras, verduras, frutas…
Es muy complicado para quien lleva el pan de cada día a casa tener que ocuparse de la provisión de lo básico para la familia.
Y, no tener mucho más en su presupuesto para llevar a un niño a merendar el fin de semana.
Tu realidad puede ser diferente, pero para muchas personas salir a comer está más asociado al trabajo -para no tener que ir a casa- que a pasar un rato de ocio justo con su familia y amigos.
2 – OPORTUNIDAD
Por otro lado, según el caso, es posible reservar una tajada del presupuesto para, eso sí, tener la oportunidad de salir a pasar un delicioso rato gastronómico en familia o con amigos.
Para eso, necesitas programarte a ti mismo.
Es bien sabido que en condiciones ideales, por así decirlo, existe una regla de gestión del presupuesto familiar conocida como 40-30-30.
Si aún no lo sabes, te damos la receta, ¡ya que el tema aquí es la comida!
Anótalo: añade el 40% de tu presupuesto para pagar facturas (facturas del día a día y otras deudas); otro 30% para inversiones en general.
¿El otro 30%? Créeme, para el ocio, incluida la gastronomía.
3 – ¿QUÉ ES MÁS CARO?
¡Aquí está la pregunta de cuánto vale la buena comida! Al fin y al cabo, ¿vale la pena pagar más que preparar un buen plato?
Analicemos este ‘duelo’ considerando los aspectos favorables de cada lado de esta preferencia.
Sea cual sea el plato que quieras degustar, si quieres tener el ‘trabajo’ solo para ponerlo en el plato, debes saber que la cantidad que sacas de tu bolsillo incluye los costos de todos los ingredientes más mano de obra, electricidad, gas, etc.
Es el precio de tu comodidad.
Pero, si te aventuras a preparar la misma comida en casa, tendrás el costo de tu tiempo en la cocina, el costo de todos los víveres y suministros, pero con la posibilidad de un gasto menor, incluido el transporte.
DESPUÉS DE TODO, ¿CÓMO Y DÓNDE COMER?
Que merezcamos salir a pasear de vez en cuando es algo que parece fuera de discusión.
Después de todo, no parece razonable trabajar tanto y no tener tiempo para disfrutar de algunos de los placeres de la vida, como una buena bebida o comida.
Ya sea tu preferencia o necesidad de comer en casa o fuera, considera siempre tu capacidad de pago para no agriar tu presupuesto.
¡Nadie merece una congestión financiera!
¡O tener el estómago vacío en el menú de la rutina de la vida!