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¿Gastar para ahorrar? ¿Como eso es posible?

Actualizado agosto 3, 2022 | Autor: Rodrigo Viudes
¿Gastar para ahorrar? ¿Como eso es posible?

Y Argentina sigue firme en su rutina de convivir con su interminable crisis económica. En días posteriores a la pandemia -si podemos definirlo así- la inflación, la deuda externa, la devaluación del peso y la pobreza continúan en máximos históricos.

La situación es económica y políticamente compleja. Basta pensar en las recientes entradas y salidas de la Secretaría de Economía, y la asfixia del gobierno federal para recomponer su equipo de un mes a otro.

Mientras tanto, miles de argentinos son los protagonistas del consumismo desenfrenado. Tiendas abarrotadas y gente saliendo con bolsas y productos de un lado a otro. En los supermercados, la carrera es contra el registro de precios.

Después de todo, ¿qué está pasando en este país? ¿Por qué hay quienes gastan tanto en estos días de crisis? ¿Cómo justificar todo este consumismo y hasta qué punto puede sustentarse en una economía tan volátil? Eso es lo que veremos.

RUTINA DE COMPRA

Mire bien la escena que acabamos de informar. En una tienda de electrodomésticos en Buenos Aires, la gente se disputa la promoción del día: una cocina sencilla de cuatro hornallas de una marca reconocida.

No tarda mucho, todos los artículos disponibles en stock ya están en el sector de envíos. Algunos para ser entregados a domicilio; otros, para la pronta entrega a los clientes. Una pequeña furgoneta garantiza el servicio.

Afuera de la tienda, el gerente ayuda con el flujo de clientes y espectadores en la puerta mientras le advierte a un vendedor que no toque los productos más caros que se exhiben. La única estufa, por cierto, no está a la venta.

DISMINUCIÓN X CONSUMO

Este frenesí consumista puede sonar bastante extraño, especialmente para los extranjeros que llegan a Argentina con la ingenua expectativa de encontrar tiendas ocupadas solo por sus dólares de bienvenida.

Un gran error: la ‘invasión’ de los propios argentinos en la adquisición de productos y servicios es una realidad que lleva consigo una necesidad desnuda de supervivencia financiera. Por aquí se gasta para ahorrar.

La razón es tan simple como angustiosa: el poder adquisitivo de este mes seguramente no será el mismo que el del próximo debido al derretimiento del valor del peso, como los glaciares de los polos por el calentamiento global.

COMPENSACIÓN

Por eso, muchos han recurrido a las tiendas para garantizar la compra de los productos mientras puedan, especialmente los de media y larga duración de uso -electrodomésticos, muebles, etc.- mientras duren las promociones, por ejemplo.

De esta forma, la percepción del consumidor es de beneficio, considerando que el mismo producto tendrá su valor empujado al alza por la inflación en el mes siguiente. Sería como si el dinero en mal estado ‘valiera más’, al menos en el mes de la compra.

Esta tendencia del comportamiento del consumidor fue medida en el primer trimestre de 2022 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Solo en este período hubo un aumento del 9,3% en el consumo interno.

EFECTOS

Pero no todo son flores, como diría el poeta. En un esfuerzo por preservar el poder adquisitivo, el propio consumidor también contribuye al aumento de los precios, a la medida natural de la relación entre oferta y demanda.

¿Recuerda la estufa que el gerente pidió no vender, como se menciona en este texto? El orden no es casualidad. Dependiendo del modelo, ni siquiera la industria puede garantizar la reposición del producto por falta de insumos.

El problema aquí es común al consumidor, al tendero y al industrial: la restricción de acceso legal y la apreciación galopante del dólar, que hace tan difícil la retención de recursos para quienes compran o venden.

ENTONCES, ¿ENTIENDES?

Esperamos que hayas entendido un poco por qué hay tanta gente comprando en plena crisis económica. En caso de duda, siga su hoja de costos al pie de la letra para preservar su presupuesto. ¡Menos es mas!