¿Qué hacer cuando necesitas despedir?
La crisis endureció el callo de tus finanzas personales, profesionales o empresariales y, dadas las circunstancias, no te quedó más remedio que prescindir de los servicios de una o varias personas que trabajan para ti.
Esta no es una decisión fácil. Más aún en estos tiempos de crisis en los que tener un salario o ingreso marca la diferencia para el sustento del trabajador que va a ser despedido y también de todos los que dependen de ese dinero.
Por ello, muchos emprendedores posponen esta decisión todo lo que pueden, hasta el punto de tener que elegir entre aligerar la nómina o correr el riesgo de cerrar el negocio. Es el sacrificio de algunos trabajos para mantener otros.
Pero el tiempo ha llegado. Hay quienes no tienen ninguna habilidad con esto y necesitan alguna orientación sobre cómo proceder cuando necesitan renunciar. A continuación, sugerimos actitudes que preserven el respeto y la legalidad de este proceso.
1 – COMUNICACIÓN PERSONAL
De la misma forma que, quizás, participaste en el proceso de selección que culminó con la contratación de ese empleado, también necesitas estar presente cuando comuniques tu salida de la empresa.
Esta proximidad es más habitual en las pequeñas y medianas empresas, mientras que en las más grandes el contacto muchas veces no va más allá de una comunicación del departamento de recursos humanos.
2 – EMPATÍA Y OBJETIVIDAD
Salvo por causas justificadas, en las que los trabajadores suelen ser despedidos sumariamente, en otras circunstancias el contacto personal con el futuro despedido es un acto de respeto e incluso de agradecimiento por los servicios prestados.
Frente a él, exponga objetivamente las razones que llevaron a su despido y póngase a disposición para resolver cualquier duda. Evite dar vueltas sobre el tema de conversación. Será peor para los dos.
3 – CONVERSACIÓN RESERVADA
Este contacto con el empleado a despedir debe tener lugar en un ambiente reservado. Nunca delante de compañeros, como algunos programas de televisión que exploran este tipo de humillaciones profesionales.
Sin embargo, es importante tener a su lado la presencia de uno o dos testigos para que puedan seguir toda la reunión y brindar aclaraciones futuras. Incluso en la corte, si es necesario.
4 – PUBLICIDAD INTERNA
Una vez consumado el despido (o los despidos, en su caso), se deberá comunicar de inmediato a todos los sectores o departamentos directa o indirectamente afectados. Preferiblemente por escrito.
Corresponde a la parte desestimatoria evaluar si el caso también requeriría comunicación externa o de mercado. En estos tiempos de redes sociales, el despedido se ha estado anticipando a este tipo de anuncios, ya sea para dar las gracias o para informar que está abierto a “otros proyectos”.
5 – NO TE CULPAS A TI MISMO
Hay quienes se resisten al despido porque entienden que esa situación parece inevitable por su propia incompetencia de gestión. Por mucho que haya habido errores administrativos, el despido es parte del negocio.
Por lo tanto, evite exponerse frente a la persona despedida como si fuera condenado por rescindir su contrato de trabajo con alguien. Esta decisión es parte del ‘paquete’ de su gerente. De lo contrario, no sería un empresario, sino un empleado.
6 – PERSONAL X PROFESIONAL
El tiempo que pasan juntos termina fortaleciendo las relaciones profesionales en lazos de amistad, especialmente a lo largo de los años. El problema es que cuando llega el momento de despedir a la persona con la que compartías rutinas, incluso fuera de horario.
Deja claro, de antemano, que tu decisión estuvo sujeta a criterios de gestión, no a criterios personales. De hecho, cuando esta diferencia se establece claramente desde el principio, el despido se convierte en un proceso más práctico y profesional.
7 – EVALUATE A TI MISMO
Una vez que termine la reunión de comunicación de renuncia y otras comunicaciones internas apropiadas, reserve un tiempo en su agenda para reflexionar sobre esta experiencia, que puede haber sido la primera en su carrera empresarial.
Incluso si no fue así, es importante reevaluarse en relación con lo que dijo o cómo se comportó para que, en la próxima ocurrencia, sea lo más asertivo posible, ya sea desde el punto de vista humano o legal.