¿Qué no debo hacer al renunciar?
Hace dos días publicamos desde UDS Finanzas un texto con importantes pautas sobre qué hacer cuando necesitas dejar a alguien en tu empresa. Te explicamos cada uno de los pasos de lo que se debe hacer en este proceso.
Al poco tiempo de la publicación, hubo quienes se acercaron a nosotros para seguir abordando este tema, pero ahora con énfasis en lo que los emprendedores no deben hacer o evitar cuando se enfrentan a un futuro desestimado.
Los argumentos que recibimos fueron que las posturas adecuadas, como las que comentábamos, son seguidas mayoritariamente por aquellos directivos que pasan por esta situación con mayor frecuencia en sus empresas.
El temor, sin embargo, era sobre lo que no se debía hacer a raíz de las consecuencias, sobre todo jurídicas, derivadas de los despidos calificados como “infructuosos” por los empresarios.
Ante ello, hemos seleccionado a continuación las principales actitudes a evitar para que el anuncio de dimisión, difícil para quien lo anuncia y especialmente para quien lo recibe, sea en el ámbito profesional.
1 – EXALTATE A TI MISMO
El momento de comunicar el despido es delicado en sí mismo porque involucra no solo cuestiones profesionales, sino también psicológicas. Recibir la notificación de un despido puede provocar las más diversas reacciones.
Entre ellos, pueden surgir conductas agresivas, aunque restringidas a la verbalización de quejas y arrebatos más acalorados. Comprende esto y actúa para que los estados de ánimo estén serenos, comenzando por el tuyo.
2 – SER EVASIVO
No tiene sentido acercarse al casi ‘exempleado’ y afirmar que lo despiden porque la empresa “está pasando por dificultades”. Esto ya lo sabe, al menos en parte, por haber vivido en él hasta entonces.
Es su derecho tener una justificación adecuada y objetiva para que pueda llevar consigo y mejorar lo que sea necesario. Y no tiene sentido poner excusas tontas. Sé honesto con él y punto.
3 – DESPIDO POR IMPULSO
El acto de despedir debe ser algo meditado, incluso desde el punto de vista contable, por concepto de indemnización, en su caso, y legal, por las implicaciones que pueda tener el despido en los tribunales.
Por tanto, si realmente tienes que dimitir, que sea tras una deliberación madura, con todas las reflexiones analizadas en la palma de tu mano. A veces es mejor mantener a un buen empleado que patrocinar un ir y venir sin fin.
4 – NO EXTERNALIZAR
Sea la persona sentada frente al empleado para despedirlo. Por cierto, esto lo tratamos en el texto anterior, pero es importante enfatizar este error, especialmente cuando se trata de pequeñas y medianas empresas.
La conversación debe ser cara a cara, como ha sucedido en las muchas reuniones realizadas hasta ahora en la empresa. Es humillante para la persona despedida recibir el aviso de renuncia de la secretaria sin tener la oportunidad de preguntar por qué.
5 – DESPIDER DELANTE DE LOS COLEGAS
Sí, puede empeorar. Especialmente cuando el empleador, en un ataque de ira y estrés, mira al empleado y, frente a todos los que pueden ver u oír, despide al empleado, avergonzándolo públicamente.
El empresario que actúa así no sólo gana un ex empleado, sino un enemigo, incluso en los tribunales. Además, aumenta la tensión en el entorno laboral que, a medio y largo plazo, acaba provocando el éxodo de empleados eficientes (excepto los acomodados).
6 – PERSECUCIÓN POSTERIOR A LA DESPEDIDA
Hay empresarios que, no satisfechos con el despido, siguen lanzando todo tipo de acusaciones, no siempre comprobables, a compañeros empresarios de su segmento (y por tanto potenciales contratistas del trabajador despedido).
Una cosa es advertir sobre un empleado que ha cometido un error grave. La otra es emprender una loca aventura para dañar a alguien que ha pasado de ser un empleado a ser un enemigo personal. Mejor es canalizar esa energía a través de la propia empresa. Vida que sigue.