¿Realmente vale la pena tener una tarjeta de débito?
La devaluación del peso ha provocado situaciones insólitas y, en cierta medida, incómodas y peligrosas para el argentino: poder llevar su propio dinero en el bolsillo y también en la cartera.
Y, ante la duda, en una bolsita colgada en un lateral para poder colgar tanto cambio. El extranjero más desprevenido puede suponer que, a pesar de la crisis financiera, incluso los pobres son ricos y no lo saben.
El detalle es que el tema no es la calidad, sino la validez de nuestro dinero diario. Incluso los billetes de mil pesos, los más grandes que tenemos, se han ido achicando año tras año, tragados por la inflación desmedida.
Ante esta situación monetaria, el ciudadano necesita tomar una decisión: ¿seguir sacando el dinero de aquí para allá, o buscar una alternativa segura, práctica y sencilla para pagar sus cuentas y realizar sus compras de la misma forma?
¡Aquí está la tarjeta de débito!
Sí, aquí está nuestra sugerencia. Un pequeño ‘dinero de plástico’ portátil, algunos incluso reciclables, en lugar de un puñado de pisapapeles que llenan tus bolsillos y, sobre todo, tu santa paciencia.
Un solo viaje más, directo al banco, le facilitaría la vida. Si es necesario, organiza un carrito, pero si quieres ser un poco más discreto, considera pedirle a otra persona que lleve todo al almacén en la sucursal más cercana.
Parece más una escena tragicómica, y lo es. ¡Suena vergonzoso que alguien trabaje tan duro para ganar un salario o un ingreso tan rezagado que no pueda soportar el peso de su devaluación!
Después del depósito…
Con todo tu dinero depositado en el banco, ya no será necesario practicar halterofilia con billetes. Todo quedará ahí en la caja fuerte, y solo le corresponderá a los sistemas bancarios realizar el ejercicio digital de moverlos.
Aquí es donde tu vida comienza a ser más fácil, con al menos una ventaja inmediata: la posibilidad de gastar prácticamente lo que ya habías depositado, excepto por alguna tarifa que se cobra para mantener esta administración.
Cualquiera que elija una tarjeta de débito sabe lo que es: pagar sus cuentas o comprar hasta el límite exacto de lo que tiene con la certeza de que no habrá ni un centavo más para llamar deuda!
¿Qué pasa si quieres crédito?
La tarjeta de débito suele tener éxito con los comerciantes. Después de todo, es una compra realizada y dinero directamente en la cuenta. Pero, en un momento como este, puede surgir ese deseo -u oportunidad, como tú quieras- de tajar el pago.
Es el tipo de situación que te puede dar una tarjeta de crédito. Y con una ventaja: sin pagar intereses, siempre que, por supuesto, no te atrevas a pagar la factura más allá de la fecha de vencimiento.
Por cierto, si te acostumbras a la idea de tener ambas tarjetas en el bolsillo, la tarjeta de crédito – ¡mírala de nuevo! – todavía puede garantizarle descuentos y millas para ese viaje en avión soñado hasta el cielo.
Volviendo al dinero…
Con dos cartas en la mano, no sería de extrañar que esa montaña de billetes que llevamos al banco pronto se convierta en un llano o, peor aún, en un cráter: el famoso agujero financiero.
Así que, si no quieres correr ese riesgo, analiza con detenimiento la posibilidad de llevar dos tarjetas. Ante la duda, consulta nuestro contenido sobre finanzas personales para tomar la mejor decisión.
De lo contrario, tendrá que seguir cargando el dinero que tanto le costó ganar, en montones, arriba y abajo. Teniendo en cuenta el peso del peso, ese maratón diario aún llevará mucho tiempo para terminar para su bolsillo, o más.