Rompí el techo de mi presupuesto. ¿Y ahora?
Y el superministro Sergio Massa decidió reunir a todos los que trabajan directamente en la gestión de gastos en las diferentes áreas del gobierno federal para decir que ninguna nueva inversión puede romper el límite de gasto.
En otras palabras: al menos mientras dure su mandato -considerando que el último no duró más de un mes- los demás ministros y sus subordinados tendrán que trabajar con los recursos que ya tienen en el presupuesto vigente.
En la práctica, el consejo de Massa no se aparta de la obviedad de la gestión financiera: sólo gasta lo que tiene, a riesgo de endeudarse más tarde. En cuanto a esta condición, considerando los pasivos corrientes del país, está lejos de ser pequeña.
Pero y tu? ¿Estaría ya siguiendo la guía del superministro? ¿No? ¿Rompió su propio techo de gastos? Bueno, el camino es buscar alguna solución. Proponemos a continuación algunos que pueden indicar algunas salidas.
LECHE DERRAMADA…
Ante los hechos de su situación presupuestaria, será inútil ahora repetir los viejos sermones: “¿Por qué no siguió exactamente lo que planeó en su hoja de cálculo?”. O peor: “¿Cómo es que todavía no tienes una hoja de cálculo?”
Después de que la leche se derrame en el piso, lo que resta es limpiar la suciedad y cuidar que nada más se pierda de su presupuesto, ya sea por descuido o por fuerzas externas imponderables, tales como:
- La pérdida de un trabajo
- La quiebra de una empresa
- Gastos de última hora en tratamientos de enfermedades, gastos de accidentes de tráfico o entierro de alguien
- Costos no planificados de tener un hijo
- Consumismo desenfrenado (si empeora, la psiquiatría ayuda)
- Una inversión mal pensada y, peor aún, hecha
- Etc, etc y etc (la lista es larga)
¿QUE HACER?
Hay quien siente y llora. Normal, es humano. Dependiendo de la situación, cualquiera. Pero, recuperados de emociones fuertes, la única forma de resolver la situación es actuar para contener el daño, para prevenirlo.
Lo más importante aquí es ser prudente y no cambiar el pie por las manos. Analice la gravedad de la brecha y actúe de manera inteligente para que el problema no llegue al punto de ser irresoluble y comprometer sus activos.
Algunas situaciones comunes y lo que los expertos recomiendan que puedas hacer:
- Desbordamiento de tarjetas de crédito: un villano de la primera magnitud de los presupuestos domésticos inocentes, tiende a devorar ferozmente su dinero por interés compuesto. Comercio inmediatamente. A veces es más barato pedir prestado a tasas de interés más bajas y pagar el déficit en efectivo que aceptar la primera oferta del prestamista.
- Debo, pero no pago – Hay personas que parecen decididas a buscar su propio fracaso por la pura falta de organización financiera, lo suficiente como para no saber siquiera cuánto deben al mes. Si ese es tu caso, prueba a poner todo en orden. Finalmente descubrirá cuánto ya quién le debe y puede renegociar.
- Deudas acumuladas: ya sea debido al consumismo desenfrenado oa un recorte inesperado en el salario o los ingresos, su presupuesto se ha disparado. Te quedas tú, tus gastos y las deudas incobrables de la empresa. Además de aclarar a los acreedores qué y cuánto puedes pagar, considera enajenar algunos bienes. Comprar cosas. nombre, n.
¡ALERTA!
Cualquiera que sea el tipo de agujero que tenga en su presupuesto, especialmente aquellos que parecen no tener precio, no se deje engañar por el discurso fácil de aquellos que están dispuestos a ofrecerle contra reembolso a un interés abusivo.
Ni siquiera hace falta dibujar: nos referimos a los usureros que, como los buitres, siempre andan por ahí para devorar lo que queda de quienes están al borde de la quiebra personal o empresarial. Lo que sería ‘solo’ un agujero en el presupuesto puede terminar en algo peor.