Se ha ido un liderazgo: ¿y cómo están las cuentas?
Pelé murió. El ‘rey del fútbol’, como se hizo conocido el genial jugador brasileño, único en su deporte en ganar la misma cantidad de títulos mundiales que acaba de conquistar la selección argentina (tres), se despidió a los 82 años.
Autor de más de 1.200 goles y jugadas memorables para su Santos FC, para el Cosmos (EE.UU.) y, en particular, para la selección brasileña, el letal Edson Arantes do Nascimento perdió su duelo por el cáncer.
Con su muerte, se produce un vacío inesperado. Uno de esos que no notas de la noche a la mañana, más aún porque es Pelé. Queda, sin embargo, el ejemplo de su excelencia en la aplicación de su arte que llamamos fútbol.
¿Qué pasaría si perdieras, inesperadamente, a alguien en quien se concentraría toda la gestión administrativa y financiera de tu hogar o negocio? ¿Qué harías? Te sugerimos algunos consejos a continuación. Sepa cuáles.
PRIMERO, UN PUNTO
Como pueden leer, la muerte de Pelé suscitó el análisis que propusimos, según las preguntas que hicimos en el párrafo anterior. Es, sin duda, un ejemplo demasiado caro para reemplazar.
Aunque era, en su naturaleza, tan humano como cualquiera de nosotros, Pelé elevó su talento a niveles tan inalcanzables que no se puede delegar en otro para que haga lo mismo. Nadie tiene los mismos logros y atributos futbolísticos.
En este escenario, lo que resta es buscar en su ejemplo una fuente de inspiración para que, en su forma de actuar, se busquen soluciones que lleven a resultados similares. Y eso también se aplica a nuestra vida financiera.
1 – PÉRDIDA INESPERADA
Este es el peor de los casos. La persona que durante tanto tiempo se adelantó al presupuesto, y que fue íntima con todas las hojas de cálculo, desaparece tragada por la muerte, la invalidez, el despido o el divorcio.
Quedará en manos de quien esté en el entorno asumir los compromisos económicos y gestionarlos desde el escenario en el que ya se encontraban cuando el responsable debía o podía estar.
Esta situación expone la importancia de compartir los datos y la gestión, aunque sea por un número limitado de personas, para que la vida financiera de la casa o empresa se vea lo menos afectada posible en el caso de los imprevistos antes mencionados.
2 – ENFERMEDAD
Tan mortal como Pelé, todos somos susceptibles a enfermedades que comprometan nuestra disponibilidad por un tiempo, incluso más largo, o que indiquen la posibilidad de no volver más al servicio activo.
Por ello, es importante estar al tanto de las condiciones de salud de aquellas personas cuya responsabilidad económica depende de una vivienda o negocio. Asimismo, es un deber moral para todo aquel que esté enfermo pronunciarlo como tal.
En estas circunstancias, como podría haber ocurrido antes, es importante hacer un seguimiento de las rutinas presupuestarias con alguien de confianza, con la condición de que se haga cargo en cualquier momento que sea necesario.
3 – PREVENCIÓN
En el mejor de los casos, siempre habrá al menos más de una persona capaz de asumir el rol de director financiero por ausencia. Esto también sucede en el fútbol moderno. Juega en más de una posición.
Aquí, sin embargo, es importante contar con un especialista, en el caso de una empresa, o alguien que se dedique a manejar el presupuesto, cuando el tema es de cosecha propia. El cónyuge, los hijos y los miembros del hogar pueden y deben contribuir.
Esta ‘medida preventiva’ evita que se produzcan ‘vacíos’ contables, por lo que el negocio o el domicilio cuentan permanentemente con personas comprometidas con el cumplimiento de los compromisos asumidos, a pesar de las intercurrencias que puedan producirse.