Síndrome de Burnout vs Finanzas Personales

Fin de otro viernes. Antes de la final de la Copa del Mundo entre Argentina y Francia en Qatar, sus compañeros de trabajo, amigos y familiares ya están organizando dónde ver el partido. Menos usted.
Para que no pareciera un pesado, su excusa ahora era que tenía que arreglar un trabajo en casa y que, para el domingo, tendría una respuesta de dónde confirmaría su presencia.
Pero, como siempre, te acuerdas de los informes que aún no has conseguido rellenar y ya te imaginas que tu asiento estará lejos de la tele, incluso durante el partido, mientras despliegas un montón de cálculos en varias hojas de cálculo. .
Puede que ni siquiera te des cuenta, pero eres otro serio candidato a ausentarte pronto debido al síndrome de Burnout, caracterizado por el agotamiento físico causado por el exceso de trabajo.
En este texto enumeramos a continuación algunas características de quienes viven con este problema, diagnosticado o no, y cómo puede afectar su presupuesto personal, familiar y empresarial.
1 – EXCELENCIA TOTAL
Como seres humanos, somos propensos a cometer errores. A pesar del encomiable esfuerzo por lograr el mejor desempeño, hay quienes hacen de este proceso un lastre cada vez más pesado de falsas apariencias.
La consecuencia inmediata es crear un personaje 100% eficiente de ti mismo, rayano en una máquina. Este tipo de comportamiento genera picos continuos de estrés y el gasto de medicamentos para controlar la ansiedad.
2 – TRABAJO A TIEMPO COMPLETO
Sales de la oficina, pero la oficina no te deja donde estás, ya sea de noche, los fines de semana, los días festivos y hasta en supuestos viajes de vacaciones. Tu cabeza sigue conectada con tus compromisos profesionales.
No por casualidad, otros ‘desinteresados’ como tú contribuyen a la misma locura, manteniéndose en contacto a través de redes sociales, apps de mensajería, llamadas telefónicas e incluso en persona. Todo a costa de tu bolsillo, por supuesto.
3 – ¿YO? ¡NO!
De tanto preocuparse por el trabajo, todo lo demás sufre las consecuencias inmediatas: noches de insomnio, alimentación inadecuada, paseos pospuestos, e incluso se suspende tu recreación con familiares y amigos.
La impresión que quiere dar es que debido a que se está manteniendo a sí mismo ya su familia, necesita someterse a algunos ‘sacrificios’. Mientras tanto, su esposo o esposa pasa a un segundo plano, sus hijos crecen. Este tiempo perdido no tiene retorno.
4 – CAMBIOS DE ÁNIMO
La acumulación de trabajo y, por tanto, de estrés, consigue transformar a la persona más tranquila y comprensible en alguien fácilmente irritable y dispuesto a ‘estallar’ en cada enfrentamiento, ya sea en el trabajo o en casa.
De ahí la insensibilidad para percibir las dificultades de los compañeros, de los familiares, o incluso de esa persona que casi choca con su coche en el parking del supermercado. La intolerancia genera distanciamiento social.
5 – CAMBIO DE PERSONALIDAD
Como si las dificultades de relación no fueran suficientes, el exceso de trabajo endurece las actitudes de la persona de tal manera que llega a creer que nació para hacer sólo eso “porque es competente”.
De esta forma, acaba entrando en un proceso de deshumanización, en el que cualquier otra pretensión personal y familiar acaba siendo ignorada. La obra empieza a parecerse a una secta, de esas que amontonan fanáticos alrededor.
6 – DEPRESIÓN
Sin poder alcanzar el estatus de Superman o Wonder Woman, a pesar de todo lo que hace, la persona termina viéndose finita y agotada. Peor aún cuando tu esfuerzo se ‘recompensa’ con un despido.
El siguiente paso puede ser la depresión. Porque aquí es donde todo lo demás tiende a hundirse: la autoestima, la familia, las finanzas. A pesar de ser tan recurrente en la sociedad, esta realidad solo se concreta cuando llegas a casa.
¿QUE HACER?
Inicialmente, analiza si tu vida profesional se asemeja a las realidades expuestas anteriormente. Si es así, córtalo de raíz. Cambia tu comportamiento lo antes posible para que tu patrimonio económico no haya sido en vano.
No vivimos para trabajar, pero trabajamos, parte del día, para vivir como queremos con los ingresos que podemos ganar. La mayor pérdida nunca será solo financiera, sino una existencia de tantas posibilidades relegadas a solo ganar dinero.