¿Subirán los precios de la canasta básica de alimentos?
Consulte nuestro análisis de las incertidumbres actuales respecto de los valores de la canasta básica que nos esperan en el próximo gobierno
A pocos días de las elecciones presidenciales, la atención de los argentinos se centra en los efectos económicos de las urnas en su pan cotidiano.
La atención se centra en los precios de los productos alimenticios básicos.
Desde el anuncio de la victoria de Javier Milei, el pasado domingo (19), los precios de artículos como la leche, el pan, el aceite y las verduras se han ajustado en un 40%, 50% o incluso más.
En el caso de la carne, incluso se duplica, dependiendo de la pieza.
No sólo era más caro, sino que la escasez también empezó a afectar a los lineales. No porque los productos se hayan vendido, en la gran mayoría de los casos, sino por falta de entrega o incluso de almacenamiento.
CAMBIO POLÍTICO
Esta turbulencia de precios, tan rápidamente después de las elecciones presidenciales, debe entenderse en contextos, empezando por los que precedieron a la transición entre un gobierno y otro.
En el actual gobierno, la política de contención de precios, ideada como continuación del Programa de Precios Justos, paralizó los precios de los productos mientras la inflación seguía galopando, superando los tres dígitos.
Si bien tenía un propósito social ante la grave crisis financiera que atraviesa el país, la retención de precios se derrumbó apenas se abrieron las urnas, a favor de un gobierno que defiende la libertad de precios a través del mercado.
Es necesario posibilitar la compra de la canasta básica de alimentos.
EFECTO INFLACIONARIO
Ante el escenario actual, corresponde al nuevo presidente decidir cómo conducirá los actuales acuerdos con las grandes marcas del mercado, mientras el consumo presiona las tasas inflacionarias.
Este miércoles (22), Milei admitió que se necesitarán entre 18 y 24 meses para contener la inflación.
Mientras tanto, el presidente deberá elegir entre el discurso electoral o la realidad del gobierno que comienza el 10 de diciembre.
Mientras tanto, el argentino sobrevive. Todavía no han inventado los votos comestibles.
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