¿Vale la pena invertir en cultura?
Descubre por qué necesitas dedicar tiempo y dinero a tu salud mental

Se dice que la cultura es algo accesible solo para las personas que tienen un poder adquisitivo más que suficiente para disfrutarla.
A muchas personas les viene a la mente la imagen de una persona rica asistiendo a un concierto en el teatro o a una exposición de arte plástico.
Sin embargo, la realidad del acceso al arte, por más restringido que parezca, está al alcance de prácticamente todos los que lo buscan.
Además, la cultura no se limita a una ópera o una obra de teatro de Shakespeare. Está ahí, y puede ser incluso gratuita.
En este texto, desmentimos la idea de distanciamiento cultural para que la valores y, al final, ahorres en gastos de salud.
¿La cultura es buena para el bolsillo?
Depende. Si deseas asistir a esas presentaciones más refinadas, tendrás que disponer de los recursos suficientes para no enfermar tu presupuesto.
Es necesario calcular bien cuánto el compromiso con tus finanzas personales vale la pena para ir a ese espectáculo deseado.
Existen metodologías presupuestarias que recomiendan una distribución del uso del dinero en sistemas 50-25-25 o 40-30-30.
En estos casos, la menor fracción está vinculada a los gastos de entretenimiento, por ejemplo, mientras que las otras se destinan a pagos (la mayor) e inversiones (la menor).
Es decir, la cultura del control financiero precede a la otra cultura que consumirás, aunque sea gratuita.
¿Y para la salud mental, vale la pena?
Además de tu bolsillo, tu mente debe estar sana, al menos para saber cómo gastar tu dinero de manera responsable.
Sin embargo, de nada sirve tener una cuenta bancaria llena y una vida enferma debido a la rutina frenética del día a día.
Por eso, la inversión en cultura es tan necesaria como cualquier otra para mantener una mente sana.
En caso de duda, pregúntale a aquellos que tienen dinero de sobra y salud, amigos, paseos, viajes y otros momentos felices de menos.
Por lo tanto, considera cuidar de tu mente para que ella cuide de todo lo demás. No hay dinero en el mundo que pueda pagar tu paz.