¿Vale la pena ser el CEO de una empresa?
Están en lo más alto del mercado argentino. Ganan el equivalente a 35 veces la mensualidad de un trabajador común y más de 90 salarios mínimos vigentes en el país.
Nos referimos a los Chief Executive Officers, los CEOs, cuyos salarios mensuales son astronómicos para la realidad del mercado laboral argentino, según un estudio realizado por la consultora Michael Page.
Y pensar que, además de los salarios, parcial o totalmente pagados en dólares, también existen beneficios como la participación en acciones de la empresa, transporte, bonos de desempeño, entre muchos otros.
Tantos que, sumados a la nómina, aumentan los pagos a partir de seis millones a ocho millones de pesos brutos frente a los 300.000 pesos que se pagan, en promedio, a los trabajadores comunes con contrato formal.
Ante la diferencia de cifras y condiciones, la pregunta instigadora que flota en el aire es: ¿hasta qué punto realmente vale la pena ser director general o director de una gran empresa? Esto es lo que discutiremos en este texto.
EL LADO BUENO
Empecemos por los aspectos que suelen destacar cada vez que se mencionan los puestos más altos en las empresas. Son los que brillan a los ojos de quienes quieren los puestos más codiciados en el mercado ejecutivo.
- RENTABILIDAD FINANCIERA
Inevitablemente, el principal diferenciador de un gran trabajo es un salario digno, como se muestra al comienzo de este texto. Los grandes ejecutivos reciben cheques de pago muy por encima del promedio del mercado.
- SATISFACCIÓN PERSONAL
El ‘status’ profesional y social que proporciona el cargo de presidente ejecutivo o director de una empresa es para inflar el ego del ejecutivo que se comporta de manera más sencilla con sus subordinados. La vanidad es casi inevitable.
- MÁS CRÉDITO
Con su cuenta bancaria repleta de millones de pesos argentinos mes tras mes, las entidades financieras abrieron oportunidades más que exclusivas para ofrecer sus servicios y beneficios a tan selectos clientes.
- FLEXIBILIDAD HORARIA
Los directores generales suelen llevar un estilo de vida que dista mucho de la gran mayoría de las personas, especialmente en lo que se refiere a la gestión de su propio tiempo, intercalado con momentos de ocio y descanso durante la jornada laboral.
EL LADO QUE NO PROMUEVE
Además de todo lo bueno que destaca de las carreras ejecutivas, es importante resaltar la otra cara de este tipo de vida anhelado por tantas personas. Es como esa historia: conoces mi éxito pero no el proceso para llegar aquí.
- JORNADA DE TRABAJO
A pesar de ser flexible, el horario de trabajo de los directores ejecutivos generalmente requiere levantarse muy temprano y salir de la oficina mucho después del comienzo de la noche. No pocas veces, los compromisos profesionales se trasladan al fin de semana.
- RESPONSABILIDAD PROPORCIONAL
Los directores ejecutivos ganan muy bien porque tienen responsabilidades vitales para mantener y hacer crecer la empresa. En sus espaldas están los laureles de las decisiones correctas, pero también las consecuencias de las estrategias fallidas.
- RIESGO DE SALUD
La dedicación al trabajo a niveles extenuantes, bajo la presión de los accionistas por obtener mejores resultados, ha llevado a muchos ejecutivos a buscar atención médica, en particular, atención psiquiátrica. La salud mental se marchita y el cuerpo se va con ella.
- TRABAJO X FAMILIA
Además de la salud, la familia también se ve afectada por los sucesivos turnos y los constantes viajes. A veces, esta opción preferencial por el trabajo, a cambio de un estilo de vida envidiable, produce ejecutivos exitosos, pero padres y esposos fracasados.
Y AHÍ, ¿TE GUSTA?
Después de leer los aspectos positivos y negativos, ¿cuál es su conclusión? Ciertamente, el que valora el crecimiento profesional sin que esta búsqueda ponga en peligro su convivencia con las personas más importantes de su vida.
El mercado laboral está ahí para todos los que se dedican a carreras profesionales exitosas. Corresponde a cada uno definir el precio a pagar por ello. Los valores más importantes de la vida no se depositan en el banco.