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¿Vale la pena ser recordado como Henry Kissinger?

Descubra cómo la reputación personal influye en su relación personal, profesional o empresarial con el mercado laboral

Actualizado março 27, 2024 | Autor: Rodrigo Viudes
¿Vale la pena ser recordado como Henry Kissinger?

Henry Kissinger ha muerto. A los 100 años, cumplidos en mayo, falleció el diplomático estadounidense más influyente del siglo XX, dejando tras de sí una extensa lista de actividades controvertidas en todo el mundo.

Aunque se le identificó como el cerebro oculto de guerras y dictaduras que culminaron con cientos de miles de muertes a lo largo de décadas, los líderes de las grandes potencias (además de Estados Unidos, China y Rusia) lloraron su muerte.

Las condolencias expresadas por la muerte del diplomático tienen una razón pragmática: Henry Kissinger todavía hoy goza de buena reputación, debido a la influencia que ejerció.

Aunque era centenario, se mantuvo activo en las relaciones internacionales.

REPUTACIÓN EMPRESARIAL

Imagínese a usted, un hombre de negocios, empleado o profesional independiente, que se inspiró en la biografía de Kissinger para lograr, digamos, la misma reputación. Es decir, aquel en el que el fin justifica los medios. Basta revisar la biografía del diplomático.

Los riesgos son incalculables. En estos tiempos en los que cualquier paso en falso se topa rápidamente con el juicio apresurado pero inquisitivo de las redes sociales. En cuestión de minutos, las carreras y las empresas son arrastradas a la basura.

De ahí la importancia de mantener la reputación empresarial, a pesar de las turbulencias que puedan surgir en las relaciones de compra y venta y prestación de servicios, en las que las reparaciones sean rápidas y justas para todos los involucrados.

BUENAS PRACTICAS

Preservar la reputación pasa por iniciativas que cualquier profesional o empresa comprometida con sus clientes ya pone en práctica de forma natural, como por ejemplo:

  1. Excelencia en lo que haces a un precio justo
  2. Diálogo transparente
  3. Entrega con la calidad y plazo anunciados.

Además de estas actitudes, existen otras que ayudan a valorar la empresa que diriges o para la que trabajas:

  1. Relación respetuosa con el propio equipo de trabajo
  2. Implementación de conductas y posiciones éticas
  3. Defensa de causas sociales

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