¿Y se cumplieron los objetivos para 2024?
Descubra cómo revisar esas promesas tan esperadas que deseaba incluso antes de Nochevieja para este año viejo

Hemos llegado al 30 de diciembre, un día antes de Nochevieja 2024, ya debes estar pensando en la fiesta de Nochevieja y la pregunta que no quieres quedarte callada a estas alturas del año es: ¿se marcaron esas metas para 2024? ¿Todos se reunieron? Y ahora: ¿cuáles son tus objetivos?
Pero que momento para hablar de eso, ¿no? Ahora mismo, un sábado, el último fin de semana del año, ¿justo a tiempo para tomar unas copas extra (sin conducir, eh!)? ¡Mantén esta conversación sobre las metas para el próximo año!
Pues justo a tiempo para cumplir los sueños que, ya sabes, volverán a desearse para 2024, además de otros que surgirán. ¿Más bien revisar los que ya debería haber hecho yo?
DÍA DE REVISIÓN
Esto es exactamente de lo que hablaremos en este texto para que, en 2024, puedas monitorear mejor tus planes, para que puedan realizarse. Para ello, somete tus objetivos anteriores y futuros al siguiente análisis:
- VIABILIDAD: el sueño debe ser, por así decirlo, realizable, al menos en la medida en que dependa de ti. Sea más realista y menos caprichoso.
- PLAZO: los objetivos necesitan tiempo para alcanzarse. Coloque cada uno en un período viable. Recuerda: eres uno solo, aunque el sueño sea colectivo.
- RECURSOS: si tiene que ver con la adquisición de algún bien, ya sea un servicio o producto, tener un plan definido para obtener el dinero necesario
- IMPREVISTOS: Entre tu deseo y el objetivo conseguido puede pasar cualquier cosa. Incluye esta variable en tu viaje. Si ocurre, adaptar o interrumpir el proceso.
- COMPROMISO: no tiene sentido querer y esperar que el universo conspire a tu favor. Ni siquiera un reloj funciona sin energía. Así que muévete.
Siguiendo con la frase anterior, en la que te sugerimos ser ‘menos lunático’, una aclaración, por si no lo has entendido: apunta a las estrellas, pero celebra cuanto más alto llegues.
Autoexamen
Después de examinar bien el pasado de este año que termina, es importante mirar desde otra perspectiva, la que llamamos futuro.
El día de revisión propuesto arriba no puede ser visto como una especie de “terapia financiera”, como se suele decir por ahí.
Pero es necesario hacer un autoexamen honesto sobre cómo manejaste el dinero en 2024 y cómo piensas hacerlo en 2025.
De lo contrario, lo que habrá ocurrido será nada más que un simple y costoso ejercicio de autosabotaje.
Iguales a aquellos que las personas suelen hacer en esta época del año relacionados con cuestiones de salud, por ejemplo.
Prometen que empezarán a ejercitarse “a partir de enero”, hasta que la pereza de 2024 regrese a un ciclo interminable de procrastinación.
¿Cómo ponerlo en práctica?
La respuesta más simple es la más eficiente: practicando. Sí, sacando los planes financieros del papel a la realidad.
Porque todo lo que queda en el planeamiento aún no forma parte de la existencia, excepto en tus pensamientos, y solo allí.
Por eso es importante comenzar. Aunque sea despacio, a tu propio ritmo. Fíjate que las tortugas tardan, pero también llegan.
Si eres de los que lleva una “concha” de excusas sobre sus espaldas para no moverse del lugar, recuérdate otra vez de las tortugas.
Es posible iniciar un proyecto que sea audaz o tan simple como terminar el día sin gastar tanto, siempre y cuando te muevas.
Por lo tanto, en este inicio de 2025, lo que debe ser más claro que los fuegos artificiales es tu disposición a moverte.
¿Qué gano con esto?
Tal vez la mejor pregunta sea: ¿qué no pierdo por seguir siendo prisionero de mis promesas memorizadas de fin de año?
Si miras hacia atrás, y recuerdas cuántas veces no comenzaste, podrás imaginar el perjuicio que ya te has causado a ti mismo.
Perjuicio de dedicación, de tiempo, de experiencias, de ganancias, de fracasos, de reinicios y, por último, de dinero.
Sí, acumular fracasos también puede ser parte de este proceso de reorganización financiera. Después de todo, todos fallamos.
No es aceptable, sin embargo, justificar la inercia por el miedo a cometer errores y, tal vez, exponerse públicamente.
Cabe recordar que tu crecimiento personal y financiero –en este orden– pasa por superar desafíos y enfrentar posibles perjuicios.
En cuanto a lo que los demás piensen, nadie más que tú debe preocuparse por las cuentas al final del mes.
Imagínate si un emprendedor tuviera que preocuparse por eso. Ni siquiera abriría la puerta de su negocio ni ofrecería sus servicios.