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Ya pasó la Navidad. ¿Qué valió la pena?

Actualizado dezembro 26, 2024 | Autor: Rodrigo Viudes
Ya pasó la Navidad. ¿Qué valió la pena?

Miércoles por la tarde, llega el lunes y ya se va otra Navidad. Perdón por el tono tedioso al comienzo de este texto, pero no hay nada que hacer con la cronología que sigue su curso natural.

De hecho, todavía hay tiempo para disfrutar de tu domingo, incluida esta lectura, por lo que te agradecemos.

Después de todo, la pregunta sin respuesta aquí es: ¿valió la pena esta vez?

Proponemos aquí una reflexión en dos actos.

En la primera, nos ocuparemos específicamente de cuestiones presupuestarias.

En el otro, abordaremos otros valores que trascienden los estipulados para los gastos navideños.

Al final, esperamos que puedas tener una visión más amplia de la aplicación de tu riqueza financiera y personal, cualquiera que sea, para darte cuenta de lo que es más importante para ti en una Nochebuena.

1 – ANÁLISIS PRESUPUESTARIO

Todavía parece pronto para sentarse a analizar si el presupuesto destinado a Navidad se ha cumplido en su totalidad, por debajo de lo previsto o comprometido por posibles gastos de última hora.

Le sugerimos, sin embargo, que se tome unos minutos por la noche para una observación previa, al menos para tener una idea de si su planificación se siguió al pie de la letra o no.

En la práctica, haz esto:

  • Verifique las facturas impresas que se guardan en un sobre (o en cualquier otro lugar al que tenga acceso)
  • Anota los valores de las facturas digitales que tengas organizadas en un archivo en tu dispositivo (celular, computadora, etc.)
  • Súmelos todos y escríbalos en su hoja de trabajo de presupuesto.
  • Si el costo estuvo dentro de lo previsto, traslade la diferencia positiva a otro gasto o manténgala
  • Si el presupuesto de Navidad vinculó tus gastos exactamente a la cantidad que habías estipulado, ¡felicidades!
  • Si la suma revela o confirma un déficit, intente averiguar dónde y cuánto se excedió (si aún no lo sabía)

Como es un análisis previo, como se mencionó anteriormente, la sugerencia es que lo profundice cuando lo contextualice a la luz del presupuesto mensual, en el que se incluyen todos los demás compromisos del mes.

Vale recordar, por cierto, que tu reflexión sobre los costes navideños sirve de parámetro a quienes vendrán con la fiesta de Nochevieja en cuanto a alimentos y bebidas, a pesar de los ajustes de precios.

2 – CONSECUENCIAS EMOCIONALES

Cada uno reserva el presupuesto que puede permitirse (o incluso más) para que la cena de Navidad pueda reservar el mínimo de dignidad: algo diferente para comer y beber, para degustar y socializar.

Al fin y al cabo, la fecha, por su finalidad cristiana, invita a la confraternización, al reencuentro, a la solidaridad.

Finalmente, a los buenos deseos que todos deseamos a lo largo de todos los días del año.

En este momento, cuando el día de Navidad ya se acerca a su ocaso, vale la pena reflexionar sobre cuánto puede haber contribuido a la difusión de todos sus valores intrínsecos, en el sentido de promover el bien, el amor y la paz.

Entonces, considere:

  • ¡Cuánto agregué para que mi Navidad fuera tan feliz como yo quería!
  • ¿Qué le resté realmente a mis malos sentimientos que me impidieron cenar con la persona que amo?
  • ¿Me comprometí a compartir un poco de lo que tengo y debo para brindar una Navidad más feliz a quienes no pueden devolverme en la misma proporción?
  • ¿Cuánto me multiplicará esta Navidad en el corazón de los que estuvieron conmigo este fin de semana?

El resultado de todas las ecuaciones propuestas arriba depende solo de usted.

Donde el resultado ha sido deficiente, bastará con cambiar hábitos, comportamientos, pensamientos.

¡La Navidad solo vale la pena para aquellos cuyo corazón nunca carece de valores!